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Circos varados
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Lunes, 4 de mayo de 2020
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Los medios provinciales reflejan la crisis de los circos varados en la provincia, uno de ellos en nuestra ciudad.  Con donaciones e improvisados oficios, dos circos hacen malabares para subsistir
Hasta hace más de un mes eran los protagonistas de uno de los espectáculos más antiguos del mundo. La cuarentena los obligó a apagar las luces y permanecer en sus casas rodantes. Ahora, con aportes solidarios, confeccionando barbijos y hasta vendiendo comida, buscan sobrevivir.
Nacieron en cunas de artistas y con sus primeros pasos también aprendieron a ser parte del circo, uno de los espectáculos más antiguos del mundo. Sin embargo, el aislamiento social obligatorio por el coronavirus cambió sus vidas y ahora hacen malabares con sus economías familiares. Esta realidad se multiplica en al menos 70 lugares de nuestro país, pero en Corrientes, más precisamente en San Luis del Palmar y Paso de los Libres, varias decenas de argentinos subsisten cada día con donaciones y hasta aprendiendo nuevos oficios.
“Mi abuelo era payaso, mi padre equilibrista, mi mamá trapecista y yo tuve diferentes tipos de números. Pero ahora soy uno de los motoqueros que actúa dentro del globo de la muerte”, contó Martín Dresdner, quien es uno de los 40 integrantes de la gran familia que se formó hace 11 años. El nombre que los nuclea es Varekay y su propietario es Eduardo Ovejero.
Después de brindar su show en Paso de la Patria, en la primera semana de marzo arribaron a San Luis del Palmar. Allí, realizaron funciones en tres jornadas: viernes, sábado y domingos.
Luego, se declaró la emergencia sanitaria por la pandemia y eso derivó en el aislamiento social preventivo. Una medida que impactó en los diferentes sectores de la sociedad y a la que no estuvieron ajenos quienes brindan un espectáculo artístico itinerante. Por el contrario, el único ingreso que tienen proviene de la recaudación que obtienen a través del pago de las entradas de quienes concurren al circo.
“Si bien somos de distintas provincias -Santiago del Estero, San Juan, Entre Ríos, Tucumán, etc.- todos tenemos en común dos cosas: la primera es que todos seguimos el legado familiar de seguir haciendo reír a la gente y la segunda, que no tenemos un domicilio fijo”, indicó Dresdner, que oficia también de encargado de Relaciones Públicas del circo Varekay.
Por eso, la consigna “Quedate en casa”, ellos ahora la cumplen en un predio que alquilaron en San Luis del Palmar. “En realidad tenemos donde quedarnos gracias a que el propietario del terreno, Vicente Romero, nos deja estar aquí pese a que no tenemos cómo pagarle porque no podemos trabajar. Y lo poco que logramos juntar es para poder alimentarnos”, destacó Dresdner. Al mismo tiempo que subrayó: “No nos alcanzan las palabras para agradecer a los pobladores de San Luis e incluso de Corrientes (Capital) que nos enviaron alimentos. Pan, carne y distintos tipos de mercadería. No pudimos sacarnos fotos con todos pero cada uno de ellos están grabados en nuestras memorias porque de manera desinteresada nos están dando una mano en un momento tan difícil y que todavía no sabemos cuándo terminará. Deseamos que todo lo que nos dieron, les vuelva multiplicado. Nuestro eterno agradecimiento a ellos”.
Costureras
“El 90% de los integrantes nació y se crió en una familia circense. Hay malabaristas, trapecistas, payasos, contorsionistas, etc. Dedicamos nuestra vida al espectáculo y no tenemos otro oficio para generar ingresos. Tampoco podemos decir que vamos a iniciar algún proyecto o a pedir trabajo porque la pandemia generó una paralización en los más diversos ámbitos”, expresó Dresdner desde la casa rodante en la que junto con su familia buscan sobrellevar el exceso de tiempo disponible generado por el aislamiento social preventivo.
“Los fines de semana al atardecer son los momentos más tristes porque es cuando usualmente nosotros nos preparábamos para el espectáculo. Se prendían las luces mientras algunos se pintaban el rostro, otros hacían ejercicios previos para estar listos para sus actuaciones y así cada uno se alistaba para hacer reír a la gente. Ahora, en cambio, cuando llega la noche todo está apagado y cada uno en una casa rodante”, describió quien con orgullo cuenta que su hijo Gael y su sobrino Benjamín están dando sus primeros pasos como payasos. “No es algo que lo hagan de manera obligatoria, sino que lo hacen como parte de una diversión”, acotó. (Ver imagen)
“El tiempo parece que nunca pasa en estos momentos. Las chicas, por ejemplo, están confeccionando barbijos. En total, mandaron unos 30 y es como una muestra de agradecimiento para ellos que también colaboraron con nosotros. No tenemos otra forma de darles las gracias”, señaló Dresdner en diálogo con El Litoral.
Cocineros
Al igual que en San Luis del Palmar, en Paso de los Libres también está varado un circo. Bohemio es el nombre con el que se identifican quienes hace cinco años comenzaron a brindar su espectáculo itinerante en los más diversos lugares.
“Antes que se declarara la cuarentena nosotros hicimos lo que creímos que iba a ser la última función en Paso de los Libres. Ya teníamos todo listo para partir rumbo al Chaco”, contó Noemí, que integra una de las tres familias que permanecen en territorio libreño, más precisamente en cercanías al puente internacional que une la comuna correntina con Uruguayana (Brasil).
En realidad, ahora son nueve las personas que cuidan al circo. “Los demás lograron ir a la casa de parientes -en Buenos Aires o Entre Ríos- para poder cumplir allí con la cuarentena”, acotó a El Litoral la misionera que es parte del circo que se formó hace cinco años.
Por ahora, ella al igual que los demás no pueden ser protagonistas de un espectáculo y tratan de amañarse para subsistir. “Mi hermana hace barbijos y el sábado que pasó comenzamos a vender pollo con ensalada”, narró quien aseguró que no tenía experiencia en realizar ese tipo de cocción. “Por suerte, uno de los chicos sabía cómo cocinarlos a la parrilla y arrancamos. El sábado que viene lo volveremos a hacer”, aseveró. Al mismo tiempo, remarcó: “Estamos agradecidos con todas las personas que nos compraron. Y le pedimos que por favor nos sigan comprando. Necesitamos ayuda porque no sabemos cuándo podremos volver a actuar y lo poco que teníamos ahorrado, ya se está terminando”, concluyó Noemí. Ella, como muchos artistas de uno de los espectáculos más antiguos del mundo, también hace malabares para tratar de subsistir.
Fuente: El litoral
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