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Más problemas para el gobierno de Dilma.Lo asegura un informe del Banco Central. Señala que este año el PBI caerá un 2% y el próximo un 0,15%
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Lunes, 17 de agosto de 2015
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El gobierno de Brasil admite que la recesión seguirá en 2016  El gobierno brasileño pretende, un día después de las manifestaciones, imprimir un tono optimista hacia futuro. Pero las perspectivas económicos no le juegan a favor. Así lo sugiere el boletín Focus del Banco Central de Brasil. El documento afirma que el producto bruto interno no sólo tendrá una sensible retracción este año, estimada en 2%. También debe haber recesión en 2016, con una caída del PBI de 0,15%. El dossier del BC se elabora sobre la base de un paneo de consultoras privadas. Entre ellas, varias revisaron el escenario del próximo año con retrocesos aun más significativos. Es el caso del banco Itaú, que prevé descenso de 1%. Las distintas entidades coinciden en señalar como elemento fuertemente negativo el aumento de la inestabilidad política.
Al mismo tiempo se señala que la reducción de las metas del superávit fiscal calculado para los años 2015-2016, es un síntoma de la “falta de confianza” empresarial, que debe persistir a lo largo del bienio. Esto indica dificultades para la recuperación más rápida de la economía. Pero así como debe aguardarse un ritmo desalentador en la producción (especialmente la manufacturera), las entidades consultadas por Focus creen que no seguirá la devaluación y que el dólar deberá cotizarse a fin de año a 3,48 reales; bastante menos que el tope alcanzado la semana pasada (3,54 reales por divisa).
Son estos elementos los que pesan en el análisis del impacto de las manifestaciones del domingo último. Aun cuando estas tuvieron un neto contenido político, expresado en el rechazo a la corrupción, es la decepción con la economía la que da aliento a las marchas opositoras y disminuye el número y la combatividad de las protestas a favor de la presidenta Dilma Rousseff.
Ayer el ministro de Comunicación del gobierno Edinho Silva sostuvo que es preciso “quebrar el clima de pesimismo”. Para el gobierno, dijo, eso “es lo más importante” y agregó que se van a tomar medidas para que esa situación “sea superada en breve. Debemos tener optimismo en relación a lo que el país hace. En breve, Brasil volverá a crecer”. De acuerdo con Edinho Silva, quien ofreció una conferencia de prensa luego de una reunión de Dilma con su gabinete en el Palacio del Planalto, el gobierno pretende “intensificar” el diálogo con la sociedad.
Sobre las marchas del domingo, se limitó a señalar que “son un hecho natural en una normalidad democrática”. No evitó sin embargo insinuar críticas al decir que hay una “atmósfera de intolerancia política, cultural y religiosa”. Es un “momento difícil de la vida brasileña” concluyó, para añadir que “hay que combatir ese ambiente intolerante que se está creando”. Algunos analistas políticos, como Claudio Couto de la Fundación Getulio Vargas, afirman que Dilma consiguió ganar aliento a partir de articular una estrategia con el Congreso la semana pasada.
“Si la presidenta consigue el acuerdo dentro del sistema político institucional que le garantice la supervivencia, las movilizaciones tenderán a enfriarse” argumentó. No obstante, considera que todo dependerá de que “no hay grandes revelaciones en las investigaciones del Lava-Jato (como se conoce al escándalo de Petrobras)”. Su visión es coincidente con la de otros expertos, como el doctor en ciencias políticas Fabio Wanderley Reis de la Universidad Federal de Minas Gerais. Para el profesor, “hay claramente una regresión en las posturas más agresivas en comparación con momentos anteriores”. Juzgó, también que “hay un esfuerzo de moderación” entre los parlamentarios de las distintas fuerzas, a lo que se suma “el apoyo (a Dilma) en la franja empresarial”
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