Torneo 30 Equipos
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Domingo, 6 de septiembre de 2015
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Bentancur y Arias, dos pibes que jugarán Boca-San Lorenzo. Detrás de las ausencias por las citaciones a los seleccionados, surgen las historias del exquisito volante de xeneize y del valiente lateral del Ciclón, sorpresivamente titulares en el gran choque en la Bombonera (desde las 18.15) ¿Quién los conoce? Pocos, verdaderamente. En el partido del año, en el clásico que puede definir una porción del título, se presentan en sociedad dos jóvenes impensados. No son famosos: si pasaran ahora mismo por la esquina, los hinchas seguirían de largo. Sin embargo, serán parte del espectáculo más esperado: esta tarde, en la Bombonera, en el clásico entre Boca , el líder y San Lorenzo , el perseguidor. Entre las ausencias, entre citaciones al seleccionado y lesiones, ellos dos: Rodrigo Bentancur Colman , un volante de 18 años, nacido en Colonia, Uruguay, con la camiseta xeneize; y Ramiro Arias, un defensor de 22 años, oriundo de Trelew, Chubut, con la camiseta azulgrana. Ellos dos, un volante con clase y un lateral con ida y vuelta, para nadar sorprendidos en el mar de ausencias. Sin Carlos Tevez, sin Fernando Gago, sin Nicolás Lodeiro, sin Néstor Ortigoza (¿llegará a último momento?), sin Emmanuel Mas. Ellos dos, en el partido que puede marcar el destino.
"No lo vi mucho, pero si está dentro de los once es porque algo tiene", advirtió Pichi Mercier, días atrás, envuelto en sinceridad. Se refería a Bentancur. "Es una ventaja para mí, porque no conoce mi juego. Yo voy a tratar de hacer lo mismo de siempre", respondió, con humor, el chico xeneize. Tiene lógica: apenas suma 20 partidos en la primera de Boca, 14 de modo oficial, pero Rodrigo se transformó en el niño mimado de Rodolfo Arruabarrena desde largos meses atrás. Cada vez que puede, el Vasco le hace un lugar. El volante uruguayo, un elegante que tiene un porte parecido a Lucho González -aunque algunos le encuentran una sintonía excesiva con Román Riquelme- es observado por el cuerpo técnico como una de las primeras soluciones a encontrar en el banco de los suplentes. No tiene ida y vuelta para jugar por la banda derecha, aunque puede desequilibrar cuando pisa el área. Debutó ante Vélez (2-2), en un partido de verano en 2015, y su presentación oficial fue por la Copa Libertadores, en la goleada ante Montevideo Wanderers (3-0). Tiene buena pegada y suele formar parte del engranaje audaz desde la posesión del balón, un recurso que Boca suele explotar. Tendrá la responsabilidad, además, en la conducción. El nexo para rubricar historias mínimas con Palacios y Calleri.
Pide la pelota, se muestra, no se esconde detrás de una marca. Y tiene un pie exquisito. En el verano, el Vasco decidió llevarlo a la pretemporada de Tandil, con la idea de comenzar a darle rodaje a la que todos señalan como la gran perla de las inferiores. Tanto es así que su nombre anduvo dando vueltas en Italia, cuando Daniel Angelici selló con Juventus el regreso de Tevez. Bentancur fue uno de los futbolistas pedidos por la entidad italiana, pero al final voló Guido Vadalá, otro pichón de crack, como parte de la operación retorno del Apache.
De la Candela a la ciudad deportiva. "Así juegue el mejor o peor partido de su vida, no voy a cambiar mi concepto sobre él", rubrica el Patón Bauza. Fue el conductor el que frenó su salida, cuando la última página del contrato de Arias caía lejos del Bajo Flores. Tal vez, el mejor espejo sea Diego Placente: zurdo, con dinámico ida y vuelta, con ambición para desbordar con valentía y con limitaciones para la marca cuerpo a cuerpo. Su altura (1,70m) y su peso (63 kilos), tal vez no sean la mejor respuesta en el fútbol de hoy, pero es un defensor convencido, que descree del destino y los fantasmas: le encanta jugar con la camiseta número 13.
Apenas suma cuatro partidos oficiales. Su debut fue el 14 de marzo de 2012, en un 1 a 1 de la Copa Argentina contra Chacarita, con triunfo por penales, bajo la conducción de Leonardo Madelón. Otro siglo parece. Más tarde, entre Kannemman y Mas, lo apartaron del camino. Marcó un gol: un sorpresivo derechazo ante Santamarina, en el verano de 2014. Será un caso extraño: la primera vez que jugará desde el comienzo. Justo hoy.
Dos jóvenes sorprendidos, a la cancha. Que reflejan sus historias de vida. Bentancur la rompía en el Club de Artesanos de Colonia hasta que cruzó el charco por una invitación. Su familia lo acompañó hasta donde pudo: el padre tuvo que volverse para Uruguay por su trabajo. Vivió con sus abuelos en Liniers: todos los días un colectivo hasta la Candela. Más tarde, compartió travesuras en la pensión. Le agrada la economía: siempre anda sacando cuentas. Arias brillaba como número 10 en una escuelita de fútbol de Caroqué, en Trelew, y más tarde, en el Club Atlético Argentino Rojas, en esta ciudad bonaerense. Defiende la camiseta del Ciclón desde los 14 años. En la etapa previa a la Copa América de 2011, escribió su propia novela: como sparring, debió frenar a? Lionel Messi en los ensayos en Ezeiza. "Lo marcaba con una sonrisa", recuerda. Esta tarde, en cambio, correrá como perro de presa.
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