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Continúa la toma
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Domingo, 27 de septiembre de 2015
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Vecinos del Pirayuí en alerta por Ocupas Los vecinos de las 500 viviendas del Pirayui Nuevo, vemos con preocupación el avance de “ocupas” en los terrenos en rededor de las viviendas, que según consta en una denuncia realizada en la comisaría 20, seria de la empresa URBANO. En esta oportunidad la toma esta siendo lenta pero sostenida. Por día se instalan casillas o marcan su terreno dos o tres familias. La anarquía y el poco interés de las autoridades oficiales generan un escenario favorable para que esto siga sucediendo. Sabido es que los terrenos están ocupados desde hace tres años pero en las últimas semanas se empezó a intensificar la toma. Parece ser que algunos vivos vieron el negocio y empezaron a vender un terreno que le dicen que es fiscal y que después de pagar tantas cuotas le van a entregar un titulo. Entendemos las necesidades habitacionales de las personas, pero muchas de las nuevas casillas no están habitadas y en oportunidades funcionan como aguantadero de delincuentes. Muchas de estas nuevas casillas, funcionan como “casas de fines de semana” en donde la gente viene con sus vehículos a pasar el día. Si bien hay mucha gente que vive en el asentamiento y que realmente necesita, advertimos mucho “viveza criolla” ante tanta anarquía En el asentamiento hay una persona que vende los terrenos, la conocen como Sarita y también dentro del mismo barrio, en las 100 viviendas, una persona de apellido Coria les cobraría un monto y les habilitaría a ocupar los terrenos. La seguridad y el colapso de los servicios de luz y de agua es un temor que hay en la comunidad. Ni hablar del ejemplo que se imparte no haciendo nada y mirando a otro lado cuando la gente se cuelga de la luz del agua y edifica su casa en un terreno que no es suyo. Ante esta situación anárquica, los mismos vecinos del barrio van y ocupan un terreno “por las dudas”. Llamamos a todos los sectores: municipalidad, el gobierno, los vecinos, la Iglesia y a quines serian los propietarios de los terrenos a armar una mesa de negociación para encontrar una salida viable. Mientras más grande sea el problema, más compleja será la solución. No estamos pidiendo que echen a las personas que están ahí hace años. Si pedimos hacer algo para detener el avance de las nuevas ocupaciones y buscar una salida civilizada para todos. Los vecinos cuando advertimos que se empezaban nuevamente a ocupar los terrenos nos reunimos con la policía pero no logramos avanzar en mucho. No queremos que el barrio quede rodeado de casas amontonadas y sin calles. Le decimos no a las villas y no lo decimos en sentido peroyativo. Queremos que quienes se instalen en esos terrenos lo hagan con la planificación necesaria y los servicios adecuados. El crecimiento desordenado termina repercutiendo en los servicios de seguridad, agua, luz y trasporte. Todos merecemos vivir bien y en un ambiente saludable. Esto no es una pelea en contra de los ocupas, es un llamado al estado, al privado y a todos los ciudadanos a hacer algo. Tenemos que dejar de mirar a otro lado como si nada pasa.
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