Opinión de David Dos Santos: "Porqué el cambio"
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Miércoles, 28 de octubre de 2015
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Porqué el cambio, por David Dos Santos El resultado electoral de domingo 25 de octubre, escondido durante seis horas a la prensa y al pueblo argentino por el Gobierno Nacional, muestra categóricamente hasta dónde puede llegar el candidato kirchnerista Daniel Scioli en términos de conseguir votos en la sociedad argentina.
Y es, absolutamente comprensible que el motonauta, representando y ofreciéndose como la continuación de un proyecto totalmente agotado, que ya no es capaz de generar hechos políticos que despierten interés y adhesión por parte de la ciudadanía, quede, en la segunda vuelta electoral empantanado en los números que acaba de conseguir. Los argentinos estamos con muchas preocupaciones en cuanto a nuestro futuro y acá podemos mencionar algunos:
INFLACIÓN: qué solución puede dar Scioli a este problema cuando desde el corazón del kirchnerismo no se la reconoce ni se la enfrenta, sino tibiamente con medidas más marketineras que efectivas como los "precios cuidados", disfraz que le dieron a los anacrónicos y reconocidamente fracasados controles de precios. Qué plan de lucha antiinflacionaria puede plantear cuando no tiene entorno que lo sienta necesario, que por otro lado ni lo ha mencionado entre sus propuestas.
JUSTICIA: cuál puede ser su actitud si la justicia avanza en los casos de corrupción que se tramitan en distintos foros y que comprometen a la familia presidencial, al vicepresidente, a los empresarios amigos-socios, etc. ¿Va a mover los hilos para que el Consejo de la Magistratura siga con su cirugía preventiva en protección de aquellos, como hace hoy nuestra presidente, o va dejar que las cosas continúen su curso normal sea cual fuere el resultado? ¿Y en caso de que ocurra esto último cuál va ser la reacción de "sus amigos"? Lo que aquí planteamos es si va a haber respeto por la independencia de los poderes, lo que fortalecería nuestro carácter de república o vamos a seguir camino a la des institucionalización perniciosa. Y qué pasa si aparecen razones que lleven a una investigación de los contratos de Vaca Muerta, ¿no será nuestra Petrobras? CUATRO AÑOS SIN CRECIMIENTO ECONÓMICO: qué hará para salir de esta encerrona en la que estamos, que tiene condimentos que son muy propios del "proyecto". Hasta acá llegamos por distintas causas, por ejemplo, la por todos reconocida incapacidad del ministro y equipo económico, por un lado, los sustratos ideológicos que "iluminan" las mentes de estos funcionarios, también gravitantes, la barreras internas y externas para la colocación en el plano internacional de nuestros productos, y a la inversa, que frenan el ingreso de insumos y tecnologías que impulsarían nuestro desarrollo; todo esto es resultado de nuestro opaco papel político y económico en el mundo. No nos olvidemos que somos líderes mundiales junto a Venezuela, en materia de inflación.
ANSES: va seguir siendo la "cajita feliz" donde se mete la mano para cualquier cosa o va ser un dinero aplicado al bienestar de sus legítimos dueños, nuestros mayores, que a esta altura se merecen disfrutar aquello que con tanto esfuerzo juntaron, para por fin tener, por ejemplo, el 82 porciento móvil como nuestros jubilados provinciales, ellos también debieran ser objeto de trato inclusivo y derechos humanos, no escuchamos hablar a Scioli de esto ¿Qué pasó?, se olvidó o sigue el baile. Se menciona alegremente la recuperación de la ANSES pero no se dice que se hará con sus fondos.
INDEC: qué va hacer Scioli con esta repartición estatal convertida en la mentira institucionalizada, ¿va a ser ésta la fuente de información que sirva de base para la toma de decisiones de gobierno?, ¿ a dónde nos llevarán estas decisiones?
NARCOTRÁFICO: que sí es por cierto un fenómeno global, con la característica de que, en su avance, contamina las estructuras de gobierno. Sobre ello no se hizo, desde la plataforma kirchnerista, ninguna mención lo suficientemente explícita de cómo se va establecer esta lucha. Si nos atenemos a lo que se ve como tal en la actualidad podemos decir que no se reconoce a Argentina como país de consumo y producción, de allí la laxitud de lo actuado. Todo esto preocupa seriamente a nuestra sociedad, y quienes lo denuncian con más fuerza son la iglesia católica y los otros cultos que trabajan y conviven con los sectores más vulnerables de la población, razón por la que conocen la crudeza con que impacta en la familia este fatídico flagelo.
Este pequeño inventario de preocupaciones, serios escollos para cualquier gobierno que venga, pero mucho más grave para quien se propone como la continuidad del proyecto kirchnerista, porque estaría firmando la no solución y por el contrario la profundización de todos ellos.
Por estos y otros temas que condicionan nuestro futuro, es que más del 60% de los argentinos ya se pronunció por el cambio y seguramente lo ratificará el 22-N. Los cambios no son tan fáciles, suele haber bastante resistencia, en principio de los beneficiarios, también de los burgueses, después de los temerosos. Por ello es que el resultado del domingo tiene un gran valor; nuestra sociedad ha demostrado que es el momento de dar valientemente el golpe de timón y cambiar el rumbo. Seguramente el 22-N lo va hacer con mayor énfasis.
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