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Boca
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Martes, 3 de noviembre de 2015
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Pablo Pérez: "Hay una familia en el vestuario y eso antes no pasaba"  Cuando el rosarino habla, es tan directo y visceral como en la cancha; acepta que estuvo en un pozo anímico y que no encontraba la manera de salir, define a Tevez como "un pibe humilde" e imagina "cosas fantásticas" para el futuro. Estaba preocupado porque quería que no lo viesen sus compañeros posando para las fotos. No comulga mucho con esas cosas, ni cuando acaba de ser campeón. Se siente más cómodo en el segundo plano. Dice que prefiere que sus compañeros reciban el reconocimiento, no él. Y sorprende. Es que su temperamento dentro del campo invita a pensar en otro tipo de perfil. Pero no. Pablo Pérez podría pasar caminando por las calles que rodean la Bombonera sin hacerse notar. Y dentro del Boca campeón adoptó esa postura de mantenerse alejado de los flashes. Porque fue el socio silencioso de todos y en especial de Carlos Tevez. Y no es un detalle menor. Es el hombre que todos reconocen como el gran refuerzo de este equipo detrás del Apache. Pero cuando alguien se lo menciona, se acomoda en la silla, como si algo lo pusiese incómodo. Lo inquietan los halagos.
A los 30 años se advierte que tiene el lomo curtido y eso le permitió ganarse un lugar de privilegio. Arruabarrena fue el primer refuerzo que pidió y siempre entendió que es un jugador fundamental para su estructura. Y hasta el técnico de la selección, Gerardo Martino, dijo: "Pablo Pérez entiende como nadie el juego, te soluciona todos los problemas. Lamentablemente perdió tiempo en España, pero volvió a un equipo que le calza perfecto". Por eso se convirtió en una pieza vital y su palabra es escuchada dentro del vestuario, ahí donde suena con fuerza el tono de Tevez, Gago y Cata Díaz. Pero él se ganó el respeto de todos desde lo que ofrece adentro y afuera del campo.
-¿Ya pudiste dimensionar el logro?
-Después del partido, cuando comenzó el festejo y entró la familia, empecé a relajarme y a sentir lo que es disfrutar de un campeonato.
-Hace cuatro años ganabas con Unión el ascenso, después un título con Newell's en 2013 y ahora con Boca. ¿Qué significa todo eso para vos?
-Es un premio. Es que me parecía imposible todo esto. Hace algunos años estaba en un pozo y tenía que juntar fuerzas de donde ni sabía que tenía. Y hoy me encuentro con un título en Boca. En 2011 ascendí con Unión, pero antes me había ido mal de Newell's, porque no jugaba, y terminé en Emelec. Estaba en un pozo del que creía que no iba a poder salir. Pero tuve fe. Por eso en Unión ascendimos; fui a Newell's y nos salvamos del descenso, primero, y después salimos campeones. Me fui a Europa, volví a Boca y otra vez tengo un título. Es el premio al esfuerzo y al trabajo.
-¿Por qué son campeones?
-Es muy simple: hay un plantel que es humilde y que tiene hambre de gloria. Nos encontramos con un club con mucha presión por volver a ser campeón y en un año político. Esa presión no nos dejaba trabajar tranquilos. Nos sacamos una mochila muy pesada de encima. La clave fue que el plantel está integrado por jugadores que quieren aprender y ganar cosas. Y no sólo se queda en palabras, porque se trabaja bien y se convive bien. Hay una familia dentro del vestuario y eso antes no pasaba. Todos nos llevamos bien y trabajamos tranquilos. Coronar este año permitió resaltar a este grupo que tiene hambre de gloria.
-Tienen muchos jugadores con experiencia y no eso puede dificultar la convivencia.
-Antes de ser jugadores somos personas. Hay muchos con experiencia que son muy buena gente. Por mucho que ganes, primero hay que ser buena gente para convivir dentro de un vestuario. Y acá hay buena gente. Mirá Carlitos la trayectoria que tiene y es un pibe humilde. Y dentro del vestuario es igual. Por más que tengas títulos, dinero o lo que sea, antes de ser un jugador de fútbol lo que cuenta es lo que sos como persona. Y para los que venimos de atrás, esas cosas nos dan ganas de aprender y de ganar.
-¿Qué sentís cuando se analiza que sos uno de los mejores socios de Tevez?
-No soy mucho de escuchar, estoy lejos de lo que opina la gente. Sí advierto ese reconocimiento en la cancha cuando el Vasco hace un cambio o cuando me sale una jugada. Me llega así el cariño. Eso me hace sentir cómodo y sumar confianza. Cuando tenés el apoyo de la gente y de los compañeros, las cosas salen solas.
-Muchos de ustedes dicen que jugar con Tevez es muy fácil. ¿Cómo se explica eso?
-Se hace fácil porque él lo hace así. Es un jugador que no se complica, no tira rabonas o sombreros. Toca y va a buscar. Sus pases son perfectos, sus movimientos son clave. Carlitos tiene movimientos incorporados que cuando los hace permite que un pase llegue a destino. No es casual todo lo que ganó.
-¿Por qué te cuesta tanto reconocer lo que vos generás en el equipo?
-Prefiero que se hable de mis compañeros. Me siento bien cuando les valoran el trabajo a ellos. Me gusta el perfil bajo. No soy amigo de decir qué hago bien o mal.
-Se te reconoce como un buen jugador, al que lo traiciona el temperamento. ¿Te das cuenta de eso?
-Lo sé y entiendo que estoy a tiempo de corregirlo. Por ahí lo que me queda de carrera me sirva para corregirlo. Hay veces que protesto un poco de más o pego una patada que. No soy un jugador que hago todo bien. Sé que tengo que frenar y replantear ese aspecto.
-¿Cuándo pegaron el salto para ir rumbo al campeonato?
-Perdimos con San Lorenzo, fuimos a jugar el superclásico y ese partido fue el que nos permitió convencernos. Ante River salimos con todo e hicimos un partido que nos encaminó para el campeonato.
-Ganaron el torneo, pero ya tienen la final de la Copa Argentina. ¿Se puede disfrutar?
-Algunos se conforman con un solo título, pero este plantel quiere todo. Estamos preparados para ganar las dos cosas. Ahora hay que bajar un poco los decibeles porque sabemos que tenemos otra final y también la queremos ganar.
-Para un jugador de tus características, ¿preferís cuando se intenta jugar antes que batallar?
-Puedo hacer las dos cosas. Me puedo adaptar a un juego de presión y me puedo sumar a un juego de buen pie. Este Boca demostró las dos cosas. Tenemos jugadores para ser agresivos y para controlar los partidos.
-Elegí dos o tres momentos del torneo en los que te sentiste más cómodo en la cancha.
-Con Estudiantes, en la cancha de Boca, que ganamos bien. Ese partido me hizo agarrar confianza porque tuve mucho la pelota. Es como que venía mal y necesitaba un partido así. El otro fue con San Lorenzo, porque más allá de que perdimos, faltaron jugadores importantes y sentí que tenía que ayudar a mis compañeros en varios aspectos. Y el primer clásico con River, porque me tocó entrar, pude hacer un gol y la Bombonera parecía que se me venía encima. Fue algo emocionante.
-¿Disfrutás de jugar?
-Algunos partidos sí y otros no. En Newell's sufría más de lo que disfrutaba. Ahora en Boca es diferente, porque me siento mejor y no reniego tanto como lo hacía en Newell's. Quizá porque había otras presiones, porque soy de Rosario, porque es el club del que soy hincha. Es como que no podía quitarme el hincha de encima. Ahora estoy más grande y con más confianza. Además, ya sabía lo que era ganar un campeonato. Acá hay jugadores de un nivel muy alto y eso te permite disfrutar del partido.
-¿Y ahora? ¿Qué proyectás?
-Cuando estaba en aquel pozo, hace algunos años, no podía imaginar que iba a tener la chance de jugar una final con Boca. Sólo pensaba en cómo salir de ese lugar de angustia. Ahora, en esta posición siento que puedo lograr otras cosas. Jugar finales. En dos días, nos toca la de la Copa Argentina, pero sé que en algún momento nos va a tocar la final de la Libertadores. Desde este lugar se pueden imaginar cosas fantásticas. Ahora es de la Copa Argentina y la queremos ganar. Pero también queremos estar en la Libertadores y llegar a la final. Eso me propongo en lo individual y sé que eso es lo que quiere todo el grupo.
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