Arzobispo de Corrientes
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Miércoles, 2 de diciembre de 2015
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Los fieles correntinos celebrarán el 60º Aniversario de Ordenación Sacerdotal de Monseñor Castagna “Monseñor Andrés Stanovnik, el clero, consagrados y fieles laicos, tienen el agrado de invitar a la Santa Misa en la cual el Arzobispo Emérito de Corrientes, monseñor Domingo Salvador Castagna, celebrará su 60º Aniversario de Ordenación Sacerdotal, el día 4 de diciembre a las 20, en la Iglesia Catedral”. Estas son las letras de la invitación a compartir la eucaristía para dar gracias por 60 años de vida sacerdotal. No hay forma de relatar, de contar y contener tantos años, tantas vivencias, y sobre todo, no hay manera de describir acertadamente a alguien que ha dedicado toda su vida al servicio del Señor. Seguramente quedarán de lado tantas historias, tantos momentos, tantas personas que han tenido la gracia de cruzarse con el padre Domingo. Indudablemente, con simples datos bibliográficos, que terminan siendo un listado de información, no se podrán dimensionar las enseñanzas y el testimonio de vida de monseñor Castagna. Pero, habrá que intentarlo, anticipando que quedarán cientos de historias y muestras de su entrega, de su profunda vida de oración y de su rico y basto magisterio. En estos últimos días, monseñor Castagna se prestó amablemente a presidir la misa que cada domingo se emite por los canales de cable de la Capital correntina; también aceptó recibir a la radio Arquidiocesana para compartir sus recuerdos (la nota saldrá al aire el viernes en el programa “La mañana de radio”, que se emite de 9.30 a 12 por FM San Cayetano -102.5 Mhz). De estos encuentros se pueden rescatar algunos pasajes de estos últimos 60 años. Monseñor Castagna asegura que sintió el llamado del Señor cuando era niño, a los 8 años, al recibir la primera Comunión en General Lamadrid, Provincia de Buenos Aires. Y en ese momento, decidió que sería sacerdote. Ingresó al Seminario Menor, con la anuencia de su madre, quien le dijo entonces que lo que ella deseaba para él, era que fuera feliz. Al elegir el sacerdocio, afirma, no equivocó el camino de su felicidad: entregarse a Dios. Cursó sus estudios en el Seminario Metropolitano de Buenos Aires, donde recibió la Ordenación Sacerdotal el 4 de diciembre de 1955. Sin perder su característico hablar pausado ya afable, monseñor Castagna se expresa feliz de poder celebrar este aniversario tan significativo y definitorio de su vida. Asegura que recuerda aquella mañana, porque la ceremonia se realizó durante una misa oficiada a las 8, como si fuera ayer. Se siente satisfecho del camino recorrido y feliz de haber contado con la gracia de Dios, a quien aún en tiempos difíciles, sintió siempre presente en su vida. Aquella ceremonia, realizada en tiempos previos al Concilio Vaticano II fue en latín y fueron 14 sus compañeros de promoción, como él, los llama. Todos ellos ya partieron a la Casa del Padre. Su vida sacerdotal ha transcurrido por tiempos de profundos cambios en la Iglesia. Cuando fue ordenado, era el papa Pío XII quien la guiaba. Con orgullo, monseñor Castagna cuenta que tuvo oportunidad de conocer a dos santos: San Juan XXIII y a San Juan Pablo II, quien a poco tiempo de asumir la Cátedra de San Pedro lo nombró obispo, el 24 de noviembre de 1978. Y no sin una sonrisa tierna, resaltó que durante la ceremonia de ordenación como Obispo de Jorge Mario Bergoglio, él fue uno de los pastores que le impuso las manos. Es difícil relatar tantos años consagrados al Señor a través del ministerio presbiteral puesto al servicio de los hermanos, en tantos lugares, en tantas comunidades, dejando profundas y entrañables huellas en el corazón de tanta gente. No es tarea fácil. Pero, quizás algo se pueda reflejar recordando algunas de sus palabras que han ayudado a reflexionar a cientos de personas, creyentes y no creyentes, sobre el amor de Dios como padre, sobre la devoción mariana -especialmente puesta en las advocaciones de Nuestra Señora del Rosario de San Nicolás y de la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora de Itatí-, la Iglesia, y también, de manera precisa, sobre la coyuntura social del país y, particularmente, de la Provincia. Al hablar del Señor, a quien reconoce como un Padre bueno y misericordioso, monseñor Castagna aseguraba hace algún tiempo que “el mejor instrumento de la habilidad humana resulta pobre y torpe para traducir un misterio que envuelve y escapa a la percepción más genial. Es preciso conformarse con este estilo, su lenguaje y oportuna comunicación, no se puede decir todo con una sola palabra. Únicamente Dios lo hace, a su manera. De todas formas los hombres intentamos perfeccionar nuestra palabra, purificándola de viejos límites y abriéndola a nuevos horizontes. El Verbo de Dios se hace carne nuestra, como se encuentra ahora, con sus riquezas y pobrezas…Gracias a Él nuestro límite será desbordado por su infinitud, nuestra muerte por su inmortalidad, nuestro pecado por su santidad”.
La presencia de María A monseñor Castagna le toco acompañar pastoralmente como Obispo al pueblo de Dios en los acontecimientos marianos ocurridos en San Nicolás, donde se hizo presente entre su gente particularmente en la advocación de Nuestra Señora del Rosario. Allí, sus enseñanzas, mensajes y oraciones, ayudaron, y siguen ayudando, en la “positiva maduración y austeridad de la fe”. Aseguraba entonces, que “las innumerables expresiones de su presencia –de María- promovidas por circunstancias prodigiosas o no, manifiestan que se está cumpliendo un propósito providencial: la acción evangelizadora de Cristo y de la Iglesia no puede separarse de la presencia maternal y activa de María”. En Corrientes, donde llegó como Pastor el 27 de agosto de 1994, tendría en María de Itatí, una Madre protectora a quien siempre le dedicó cálidas y tiernas palabras. Hace algunos años, en su Santuario, expresaba que: "María manifiesta una verdadera predilección por los humildes, que asocia a su maternal solicitud por los excluidos en el injusto y deplorable intento actual de construir un mundo para algunos". Hace poco, en la fiesta de la Patrona de la ciudad, la Virgen de la Merced decía: “María, desde la Anunciación a la Resurrección, pasando por la Cruz, es inseparable de Cristo. No podemos imaginar a Cristo sin María, tampoco podemos pensarnos como Iglesia sin María”. Oportuna, acertada y paternal fue la presencia y la palabra de monseñor Castagna cuando Corrientes vivía aquel difícil y triste conflicto social de 1999. Recorrer sus mensajes, ofrecen una acaba lectura de la vivencia social, que él supo iluminar y ayudar a sobrepasar. Actuales también, son las enseñanzas que dejó durante la preparación y vivencia del X Congreso Eucarístico celebrado en Corrientes. Decía entonces, entre otras cosas, que era preciso desarrollar algunos valores indispensables para la vida social, “frente a la cultura de la dádiva, promover la cultura del trabajo, el espíritu de sacrificio, el empeño perseverante y la creatividad. Frente a la corrupción y la mentira, promover el Sentido de justicia, el respeto por la ley y la fidelidad a la palabra dada. Frente a la fragmentación social, promover la reconciliación, el diálogo y la amistad social”. Y como un testimonio de su propia vida, de su creencia más profunda aseguraba, y lo sostiene hoy, que “cuando Dios ocupa su lugar entre los hombres, se produce una sorprendente armonía. Todo parece adquirir orden y verdad”. Desde su hogar, aún sigue ofreciendo su oración, su palabra y sus enseñanzas. No sólo a través de sus reflexiones sobre los evangelios dominicales, sino a través del trato personal a recibir a quienes acuden a él. Sigue regalando su magisterio dictando retiros, ofreciendo charlas. Sigue dedicando su vida, como lo hace desde hace 60 años, a Dios a través de sus servicios a los hermanos.
Escritos Sus libros han dejado una riqueza invaluable para la Iglesia. Él ha escrito “El Secreto de Teresa de Lisieux”, sobre su querida Santa Teresita; también reflexiones sobre la “Eucaristía, anonadamiento y amor”; sobre el Dios misericordioso en su libro “El Padre, mío y de ustedes”; y sobre la virtudes heroicas de la “Venerable María Crescencia Pérez”, de quien fue un fuerte impulsor de su causa. Han quedado además impresas decenas de sus homilías pronunciadas en San Nicolás y en Corrientes. Quienes deseen acercarse a sus palabras pueden visitar su página de internet: http://dscastagna.com.ar/ Esta celebración que se vivirá el próximo viernes en la Catedral de Corrientes, de la que participarán Obispos, sacerdotes, religiosos y laicos, es una sencilla forma de agradecer al Señor por el don de su vida; una manera de expresar el cariño del pueblo correntino por la gracia de haberlo tenido como Pastor y guía durante tantos años; y de pedir a la Tierna Madre de Itatí, que lo siga bendiciendo abundantemente. Luego de la Santa Misa, donde monseñor Castagna hará un breve recorrido por momentos y personas que han pasado por su vida, se compartirá una cena de agasajo.
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