Fútbol
|
Lunes, 25 de enero de 2016
|
River, Boca y los coletazos del gas pimienta Si se enfrentan Boca Juniors y River Plate, los dos clubes más poderosos, más populares y más conocidos del fútbol argentino, y como hecho más significativo dejan la repetición de un espectáculo bochornoso es señal de que algo está mal, demasiado mal. El sábado, una multitud asistió al José María Minella de Mar del Plata para ver la reedición del superclásico, un cruce prometedor que ponía frente a frente a los campeones de América y de Argentina, con sus principales figuras, desde Carlos Tevez para abajo. Pero las expectativas volvieron a fallar, y como toda recompensa el público se llevó en sus retinas el poquito de fútbol que aportó Ignacio Fernández, refuerzo millonario, y una colección de acciones violentas, con patadas, topetazos, protestas, rojas y amarillas. La diferencia fue que los hinchas de River se fueron ganadores, algo que en un análisis serio resulta anecdótico ante semejante vergüenza.
El clima entre Boca y River viene muy enrarecido desde hace tiempo, excediendo los límites permitidos para dos clásicos rivales. El partido de mayo del año pasado que fue suspendido en la Bombonera cuando un hincha de Boca les tiró gas pimienta a jugadores de River profundizó las diferencias. En ese sentido dejó bastante que desear el mensaje de las dirigencias, que en lugar de enfriar la situación, con sus declaraciones y actitudes la empeoraron. Los últimos Boca-River tienen más de batalla que de desafío futbolístico y esto obliga a que los protagonistas revisen con detenimiento sus conductas porque el riesgo dentro y fuera de la cancha está cada vez más latente.
“Lo que hicimos genera violencia. Uno desde adentro tiene que transmitir tranquilidad”, reflexionó Carlos Tevez tras el bochorno del sábado.
Sin dudas, tendrán que intensificarse las señales de autocrítica que se escucharon en las primeras horas del domingo luego del clásico. Y deberán revisar sus comportamientos los líderes negativos que se ponen esas camisetas históricas, que a algunos de ellos parece quedarles demasiado grande.
|