Dicen que el clan opera en todo el Alto Uruguay y se extiende hasta Paso de los Libres
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Lunes, 22 de febrero de 2016
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Redoblan los esfuerzos para desarticular las pequeñas bocas de expendio de droga en Jardín América El 12 de enero de este año fue un punto de inflexión para la Policía provincial. Ese día, después un tiroteo con traficantes en Colonia Oasis, en las afueras de Jardín América, decidió redoblar los operativos para dar con los que comercializan mercadería contrabandeada y droga al menudeo en Misiones, sobre todo en ese sector del Paraná medio, donde hace años las organizaciones narco vienen desplegando sus actividades. Fue así que se sucedieron operativos antidrogas en Jardín y en San Vicente, puntualmente. Y van a seguir, porque hay más bocas de expendio que están en la mira de los detectives. La decisión de la fuerza, tomada desde las más altas esferas, tiene como ejecutor a un hombre que hace poco está al frente de la institución, el comisario general Manuel Mártires Céspedes, quien conoce a la perfección el territorio, porque en un tramo de su extensa trayectoria estuvo al frente de la compleja Unidad Regional IX de la Policía, con asiento en suelo jardinense. La balacera de principios de año, tras lo cual la fuerza de seguridad provincial decomisó una carga de cigarrillos ilegales, se le adjudica al clan familiar que controlaría desde hace más de una década los negocios turbios en la frontera entre Argentina y Paraguay. Específicamente tienen orden de captura tres hermanos jardinenses (dos hombres y una mujer), que actualmente estarían en Paraguay, cobijados por parientes y socios. La considerable paga diaria ofrecida habría hecho que decenas de jóvenes, sobre todo, decidieran invertir sus horas tanto en el cruce de cigarrillos o marihuana desde Paraguay a pedido de la organización criminal. Estas actividades han dañado seriamente el tejido social de Jardín y alrededores, porque el narcotráfico se habría ido metiendo en distintos ámbitos. Tal es así que en las últimas campañas electorales se han escuchado a candidatos proponer terminar con el tráfico ilegal y también con la “narcopolítica”. El clan familiar al que se le adjudica el monopolio de los negocios creció en los últimos 15 años, al amparo de complicidades y ciertas autoridades que habrían hecho vista gorda. “Empezaron muy de abajo y terminaron moviéndose como Pablo Escobar, ostentando casas y lujosos vehículos”, apuntó un funcionario judicial, quien valoró la decisión de la Policía de atacar con más fuerza los puntos de venta de droga en Jardín, aunque pidió que se trabaje para desarticular el andamiaje financiero de este tipo de asociaciones criminales. Eso sí, aclaró que eso corresponde a la Justicia Federal, “porque la provincial actúa solo sobre las causas del accionar de estos grupos”. La “Familia” que hoy gobierna sobre las demás mafias se ganó el territorio luego de un largo enfrentamiento con otra, conocida en Jardín. Distintas fuentes consultadas por este medio afirmaron que la guerra habría terminado en noviembre de 2008, cuando el clan ordenó torturar y ejecutar a un familiar de un líder rival. Fue un crimen resonante, por el que nunca hubo sospechosos firmes y menos detenidos. Esa ejecución fue una de las pocas de ese tenor en la zona de Jardín. La otra que se recuerda y que también se le adjudica a la banda es la del narcopiloto Guillermo Daniel Ramírez (55), al que acribillaron de seis tiros en la espalda el 19 de enero de 2015, pero en Eldorado. A los mafiosos siempre les alcanzó solo con intimidar o comprar. Intimidando y comprando se ganaron impunidad, pero nada es eterno. Dicen que el clan opera en todo el Alto Uruguay y se extiende hasta Paso de los Libres. También que tiene un lote de 100 vehículos a su disposición para trasladar cigarrillos o marihuana. ¿Es cierto? Hay versiones y mucha leyenda en torno a la organización. Lo concreto es que los tres hermanos son buscados por el tiroteo y por la mercancía ilícita que secuestraron en los allanamientos posteriores a la balacera. Las fuentes aseguran que el fuerte de la gavilla era colocar su mercadería en Brasil, que hizo buenos negocios con mafiosos de San Pablo, por ejemplo. De momento, la Policía decidió atacar las pequeñas bocas de acopio. Y le ha ido bien. La semana pasada, detuvo a dos presuntos “dealers”. Allanó un domicilio situado sobre calle Río Grande. Allí fueron incautados 30 envoltorios de polietileno que contenían 366 gramos de marihuana, listos para el comercio. Fue detenido en ese lugar Mauro R. (29) quien tiene un frondoso prontuario policial relacionado al tráfico de estupefacientes a nivel internacional. En otra casa, ubicada en calle San Francisco, los investigadores secuestraron 25 envoltorios, con casi la misma cantidad del estupefaciente. En el lugar, los investigadores detuvieron a Misael G. (29). Otra vivienda, deshabitada y cuyo propietario ya fue identificado, fue allanada sobre avenida Perón, donde fue incautada una pequeña cantidad de marihuana. A principios de febrero, habían desarticulado otros dos puntos de venta. Requisaron una vivienda en el barrio San Martín y otra ubicada cerca de las calles Brasil y Colombia. En la primera redada, detuvieron a un joven de 24 años y secuestraron siete tizas de cocaína, que estaban ocultas en un pañal; además de 2,530 kilos de cannabis. También hallaron un revólver. En operativo siguió con la incautación de 2,200 kilos de marihuana, dispuestos en dos ladrillos. Estaban en una casa, donde también dieron con plantas sembradas en el patio trasero. Allí apresaron a un hombre de 28 años y secuestraron proyectiles calibre 32. También en febrero, pero en San Vicente, apresaron a un brasileño con pedido de captura internacional por tráfico de armas y narcotráfico. Fue luego de un procedimiento en el que también dieron con droga fraccionada por la venta al menudeo. San Vicente es otro punto de la provincia que el comisario general Céspedes conoce bien. Allí fue jefe de la Unidad Regional VIII. Con los capos narcos fuera del país y su estructura financiera intangible, por el momento, a los investigadores provinciales les queda la “pata misionera”: los que transportan o los que venden la droga o el contrabando que ingresa la “Familia”.
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