|
Manejo y conservación de suelos
|
Miércoles, 13 de abril de 2016
|
Buscan mejorar rendimientos en campos de pequeños productores Una investigación de la UNNE evalúa distintos sistemas de labranza que permitan evitar la degradación de los suelos y mejorar la productividad y rendimiento de los cultivos, empleando técnicas que mejor se ajusten a la realidad de pequeños productores. El proyecto es desarrollado por investigadores de la Cátedra “Manejo y Conservación de Suelos” de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNNE en articulación con el INTA Corrientes, y se realiza en campos de pequeños productores de la Provincia de Corrientes. En el proyecto se evalúan los resultados de tres sistemas de labranza: labranza convencional, labranza reducida y siembra directa y rotaciones de cultivos.
El doctor Humberto C. Dalurzo, director de la investigación y docente de la UNNE, explicó que entre los pequeños productores familiares es común el uso de la labranza convencional empleando arados de rejas y vertederas y rastras de discos realizando una remoción excesiva del suelo. Esta forma de labranza aumenta la aireación del suelo y deja el suelo desnudo, expuesto al efecto de la erosión hídrica provocada por el impacto de las gotas de lluvia que llevan a la formación de un sello superficial que impide la entrada del agua al suelo. Esta modalidad de labranza realizada a destiempo, con contenido de humedad inapropiado, genera un deterioro del suelo perdiendo la materia orgánica y la estabilidad de los agregados del suelo, entre otros daños.
Así surgió la iniciativa de proponer a los pequeños productores tecnologías que garanticen el cuidado de los suelos y permitan mejorar la productividad y rendimiento de sus campos. Además, se planteó que estas tecnologías se adapten a la realidad de los pequeños productores quienes presentan algunas características como trabajo familiar con bajo nivel tecnológico, carencia de maquinarias, equipamiento e insumos, entre otras dificultades. “Probar nuevas técnicas de labranza y determinar el grado en que pueden ser implementadas por los pequeños productores es una alternativa necesaria en pos de mejorar los rendimientos y a la vez promover el cuidado del suelo garantizando la sustentabilidad de dicho recurso a futuro” señaló el investigador de la UNNE.
Para ello se recurrió a proponer el uso de la denominada “labranza reducida” que apunta a un menor número de pasadas en la remoción del suelo, “lo suficiente y necesario”, que además de mejorar las propiedades del suelo representen un ahorro de combustible (para quienes usan tractores), insumos y de tiempo en las tareas para los productores. También se planteó la técnica de “labranza cero” o “siembra directa” es un sistema conservacionista que se halla más difundido entre los grandes y medianos productores debido a que manejan mayor número y tipo de maquinarias, recursos económicos, y personal técnico necesario para su implementación. Pese a la complejidad de la siembra directa, en el proyecto de investigación de la UNNE se considera viable transferir esta tecnología de labranza a los pequeños productores, ajustándola a sus posibilidades.
En el caso de la siembra directa, los especialistas de la UNNE la consideran un sistema de labranza que debe ir acompañada de otras medidas como rotación de cultivos, con aportes de rastrojos que protejan el suelo evitando la pérdida de la materia orgánica. Se propone asimismo el uso de abonos verdes, que producen una elevada cantidad masa verde, como las leguminosas que aportan nitrógeno fijado simbióticamente. Las rotaciones al cambiar los cultivos en las campañas agrícolas contribuyen al control de malezas, plagas y en la conservación del suelo mejorando la producción de rastrojos para proteger la superficie del mismo. En rotaciones en suelos arenosos con años sucesivos de cultivos, problemas de malezas, el ingeniero agrónomo Mario Slukwa, profesional del INTA y docente de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNNE, junto a un equipo de colaboradores del INTA, aplicando siembra directa e iniciando una rotación con crotalaria, una leguminosa, en verano para aporte de nitrógeno, avena en invierno como cobertura vegetal y luego mandioca, obtuvieron una producción de 1,5 kg por planta, comparativamente mayor con la mitad del rendimiento de parcelas sin rotaciones.
Al incluir una mayor inversión aplicando fertilizantes duplicaron los rendimientos por planta. Si se considera que los suelos de la provincia de Corrientes cuentan con baja fertilidad, según los investigadores es muy importante contar con un buen stand de plantas del cultivo en cuestión, y es muy recomendable usar fertilizantes simultáneamente con la siembra. En estos mismos lotes de productores se aplicó posteriormente rotaciones de maíz, seguido por poroto caupí, también de manera exitosa. “Los resultados obtenidos hasta el momento muestran la viabilidad de aplicar en campos de pequeños productores nuevos sistemas de labranza, y obtener mejores rendimientos y reducir la degradación de los suelos” remarcó Dalurzo.
REALIDAD DEL PRODUCTOR
El doctor Dalurzo indicó que si bien en la investigación se generan datos técnicos de interés disciplinar, sería ideal la transferencia de conocimientos a los productores, atendiendo su realidad, muchas veces limitada por el contexto en el cual están inmersos, para lo cual es preciso demostrar que si progresivamente van aplicando técnicas más apropiadas se puede mejorar la productividad. Señaló que resulta necesario que los productores se vayan familiaricen con las técnicas propuestas, como la siembra directa. Para ello, es conveniente empezar con parcelas pequeñas y en lotes con pocos problemas de malezas o erosionados, hasta que los mismos productores se vayan habituando a las prácticas de trabajo, ya que estos sistemas de labranza exigen más conocimientos y una mayor capacitación del productor para lograr incorporar estos sistemas de labranza. Ante la precariedad de equipamientos, los investigadores también difunden alternativas para las tareas de picar rastrojos, aplicar herbicidas y sembrar entre otras actividades. Por ejemplo, ante la falta de maquinarias para aplicación de herbicidas, se promovió el uso de “bicipulverizadoras”, que son mochilas que van montadas a una estructura metálica con dos ruedas, una barra con varios picos y una bomba conectada al eje de las ruedas, que permite al operario aumentar la capacidad y eficiencia del trabajo. Las “bicipulverizadoras”, promovidas por los ingenieros agrónomos Silvina Esparza de INTA y Federico Paredes del INTA y de la Facultad de Ciencias Agrarias, disminuyen el riesgo de contaminación con agroquímicos respecto al uso de la mochila manual, pues se evita el contacto con la espalda del operario, quitando el esfuerzo que soporta la espalda, y no requiere el bombeo manual.
En el proyecto como una alternativa de aportar materia orgánica al suelo se sembró en lotes de agricultores familiares una pastura cultivar del “Pasto Cambá FCA” que además se puede emplear para alimentación de los animales utilizados para la tracción a sangre y para producción de semillas para otros productores. Para los investigadores, el contacto directo con los productores contribuye en la capacitación de productores y la difusión de los resultados obtenidos hasta el momento en trabajos de investigación realizados por la Facultad de Ciencias Agrarias y la EEA INTA de Corrientes, divulgando los beneficios de manejos adecuados de labranzas y rotaciones, optimizando el efecto de tales prácticas sobre las propiedades del suelo y los rendimientos de los cultivos.
PERSPECTIVAS
“Creemos viable hacer una contribución al uso de técnicas de labranza que mejoren los niveles productivos sin comprometer las condiciones del suelo” reiteró el doctor Dalurzo. Señaló que la realidad de trabajo con los productores revela la necesidad de identificar prácticas agronómicas que mejoren la producción manteniendo la calidad del suelo, y al respecto destacó la voluntad de los productores con quienes trabajan para empezar a implementar nuevas técnicas de labranza. Agregó que para los pequeños productores o familias agrícolas representa no sólo la adquisición de nuevos conocimientos sino también un cambio “cultural” en sus prácticas de manejo de la tierra.
|
|
... |
|
Volver |
|
|
|