Copa Sudamericana
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Jueves, 29 de septiembre de 2016
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Se terminó el sueño copero de Belgrano Terminó roto el sueño internacional de Belgrano. Cuando parecía que tenía todo resuelto, cuando la fiesta ya tenía preparado hasta el cotillón, Coritiba se comportó como un pirata en Córdoba: ganó 2-1 tras ir perdiendo, igualó la serie en un 3-3 y fue a los penales. También allí, cuando parecía que los brasileños iban a tropezar, resucitaron y terminaron celebrando. Contra todo pronóstico. Belgrano había hecho buena parte de su tarea en esta eliminatoria la semana pasada, allá en el sur de Brasil. Equipo serio, convencido, tranquilo para aprovechar sus momentos. De su primera visita internacional se trajo un resultado (victoria 2-1) para abrazar entre los mejores recuerdos de su vida de 111 años. Había que homologar en el Mario Kempes todo lo bueno que había sucedido bajo cielo ajeno.
El contorno era el ideal: 56.000 personas vestidas de celeste, expectativa máxima, un recibimiento para involucrar en un cuadro de postales felices. El equipo de Esteban González debía estar a la altura de semejante entusiasmo.
Lo había estado en Brasil. ¿Y ahora? Belgrano fue varios equipos dentro de uno. Ofreció una primera media hora que merecía la clasificación por adelantado. Sólido, con orden, sin resquicio para los emprendimientos ofensivos del rival. En ese lapso, coqueteó con el gol -sobre todo con un derechazo de Claudio Bieler-, manejó la pelota con acierto, se animó sin riesgo. Y hasta se puso en ventaja con un golazo, a los 29 minutos, con una chilena de Bieler tras la ejecución de un córner.
Pero curiosamente ese gol, esa ventaja de 3-1 en la serie, no se tradujo en calma sino en ansiedad. Belgrano dejó de controlar el partido y le permitió a Coritiba creer que podía. El equipo de Brasil, que parecía vacío, roto, deshecho, se reconstruyó a sí mismo. Fue con lo que tenía. Santos pegó un cabezazo en el ángulo derecho de Olave. Fue un aviso. Tres minutos antes de que finalizara la primera etapa, tras un centro de César Benítez, un cabezazo de Iago se transformó en el 1-1. La angustia comenzó a ser entonces la indeseada invitada a la cita que pretendía ser una fiesta.
No cambió demasiado en el segundo tiempo. Belgrano continuó preso de los vaivenes, dudó. Y esa sensación se trasladó de adentro hacia afuera. Los mismos que un rato antes cantaban “tomala a vos / dámela a mí / nos vamos todos a Medellín” ahora sólo sumaban murmullos ante cada imprecisión.
Ante eso, Coritiba fue a buscar a su modo y manera -con algún centro, con desbordes, con las llegadas de los laterales- y complicó al local. Más que eso: le dio un golpe fuerte. A los 19 minutos, un estupendo cabezazo de Nery Bareiro -en un corner, ante una defensa estática- se transformó en el 2-1 de los visitantes y en la igualdad absoluta de la serie.
Lo que continuó fue un partido parejo. Belgrano, ya atrapado por sus propias dudas, no se animó a ir con todo lo que tenía. Coritiba, que ya había cumplido en parte el objetivo de la remontada, no supo aprovecharse de esa incomodidad de los locales.
Así, construyeron un segundo tiempo cuyo principal protagonista fueron los nervios de uno y de otro lado. Así, llegaron hasta esa definición por penales. Hasta esa angustia que derivó en un dolor enorme para Belgrano. Un dolor increíble. Y un adiós.
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